La
negrita rica
la misma que te gustaba tanto
morder morder morder
la negra chica
una sabrosa aceituna
como esas que venden
en la esquina de Rengo con Freire
las señoras ambulantes en pequeñas
bolsitas y con una sola rodaja de limón
-aunque en la cama
no tenía nada de vegetal-
y sépase también que
quizás un poco de betarraga tenía
por los labios morados enormes
y ese juguito violeta que le salía
de adentro del fondo de su canción
Casi una ensalada era
¿me comprende usted?
surtida hasta decir nunca más
y yo le eché tanto tanto limón
se me puso ácida la tonta
de puro angurri no más
la negrita chica
una aceituna en medio de la noche
y vos te quebraste los dientes por
morder como las bestias y olvidar
la dureza inevitable de su
cuesco negro centro corazón
RM
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