Aún se puede leer por las calles de Tomé, una de las comunas más antiguas de lo que se denomina como "Gran Concepción", la frase "Vote x Pisan". El peatón desprevenido y poco conocedor de nuestra historia poética podrá creer que se trata de otra estrategia de propaganda de algún politiquillo para ganar la próxima elección municipal.
Lo cierto es que no se trata de otro mensaje barato más, porque esta frase no busca exprimirle el voto a algún desorientado transeúnte-ciudadano. Pisan no es un candidato, porque no necesita elecciones para erigirse como uno de los representantes más iconoclastas y emblemáticos de la fauna poética existente en esta zona geográfica del planeta.
¿Qué
si conozco al Pisan? No, seria bien difícil. Primero porque Pisan ya esta muerto y segundo porque a la hora de su muerte yo ni siquiera había nacido. ¿Cómo sé de él? Puedo decirles que no es precisamente mediante libros, revistas,
artículos académicos u otra burrada intelectual de esa calaña que yo pude conocer de Pisan. Todo lo que se de él no está escrito en ninguna parte, porque todo-todito salió de la boca de otro poeta tomecino: Egor Mardones. Es exclusiva culpa de él que yo tenga información del Pisan, la suficiente como para hacer un borroso retrato de aquellos días en que ambos se balanceaban jóvenes y delirantes por las calles de Tomé.
Este
par de especímenes autoctonamente tomecinos quedaría incompleto si no unimos a su clan a Nelson Villagrán, otro sujeto-relato que acompañaba las travesías de estos dos poetas. Nelson, eso sí, más bien se dedicaba a la pintura. Los tres figuraron una especie de grupo verbal-delictual que jugó a desencadenar pequeñas situaciones de creación colectiva bastante incómodas para la autoridad en sus años de juventud. Para adentrarnos de pleno piquero en este relato debemos insertarnos en la década de los 70 y 80, o sea en plena vigencia del milico-imperio y de su censura-tortura.
Y es que saber que habían jóvenes que estaban agujas con la creación y el arte en aquel tiempo totalmente hostil a cualquier representación creativa, merece, a lo menos, hacer una breve reverencia. Más si sabemos que estos sujetos no solo se dedicaban a escribir en sus cuadernos, sino que ocupaban paredes, puertas de bares y esquinas urbanas para garabatear algunas de sus ocurrencias. Ellos, en conjunto con otros habitantes de su comuna-galaxia tomecina, participaron en encuentros artísticos en el circulo de Bellas Artes de la ciudad que funcionaba en la sede de los obreros retirados de la mítica fabrica de paños Oveja-Tomé. También organizaron actividades más cototudas bajo el alero de algunas organizaciones que crearon en aquella época.
Ahora,
para ponernos más históricos-histéricos-historiográficos, relataremos dos de las actividades que intentaron generar estos 3 individuos, en conjunto con otros ilustres personajes de la cultura tomecina como por ejemplo Shago Espinoza, Jose Vicente Gajardo, Carlos Vargas, Erto Pantoja, Igor Reyes, y otros de los que no tengo constancia... más o menos viejos, más o menos jóvenes.
A fines de los años 70 se formó la agrupación Crisol, la cual organizó una actividad artística en Bellavista. Sin embargo, tras pegar los afiches de la actividad (fabricados con portadas de los "económicos" del periódico fascistoide El Mercurio) los pacos cercaron el lugar de la actividad y ni siquiera pudieron realizarla, al parecer los afiches habían producido bastante suspicacia en los poderes. Crisol fue fulgor y despedida, literalmente.
No contentos con esto, formaron otra agrupación a principios de los años 80, llamada AUT (Agrupación universitaria tomecina). Intentaron nuevamente hacer una actividad cultural, en donde había poesía, música, teatro, plástica, etc. Resulta que el evento se extendía originalmente una semana, pero apenas duró un día, ya que al segundo fue clausurada por los señores de verde. Parece que las obras expuestas no eran del tan buen gusto tan, que tanto gustan los tan poderosos tan.
En cualquier caso, los tres personajes que resaltan en este breve relato siguieron juntándose y haciendo de las suyas. En 1983 Pisan, Egor Mardones y Nelson Villagrán. realizaron una exposición de arte al aire libre en el
sector de El Morro de Tome, en donde expusieron, en las paredes de ese lugar,
sus obras ligadas a la poesía y la pintura.
Los tres amigos tenían una visión del arte muy ligada a su tiempo.
El rock, la ciudad y las drogas aportaban lo propio, mientras que el ambiente
político del momento, otro tanto. El Egor me cuentó (sí, me cuentó, porque todo
esto parecen cuentos) que el Pisan salía a rayar con spray en aquella época.
De ahí el mito de la frase "vote por Pisan", porque el susodicho se
dedicaba a grafitiar esa frase por todo Tomé a modo de sarcasmo y acción
poético-política en un tiempo en que las elecciones estaban rotundamente
prohibidas. Así, Pisan se postulaba a candidato imaginario, y así mismo es como
quedó en el imaginario colectivo de la ciudad galaxia.
Un año después de la exposición en el morro, los amigotes se
llevarían sendo y denso comboenelhocico cuando la muerte tocara sus ventanas.
Pisan había muerto, ahogado en una laguna de Tome, nadie sabía bien cómo, pero
lo concreto era que ya no respiraba, era 1984, el año de Orwel, todo mal,
malísimo, malaria.
Después de su muerte y en homenaje a su camarada Pisan, sus dos
amigos Egor y Nelson hicieron una intervención en la playa de Tome, en donde
parafraseando un texto de Eliot que dice "Piensa en Flebas que fue como tu
bello y alto", escribieron en la arena con enormes letras la siguiente
frase en recuerdo de su amigo:
"Piensa
en Pisan que fue como tú: loco y alto"
Egor dice que fotografiaron desde un cerro la intervención, que la
foto había quedado hermosa; imagínate la media intervención, me dijo abriendo
grandes sus ojos tras el vidrio de sus lentes. Sin embargo, lamentablemente la
foto se perdió.
Esperemos que el recuerdo del Pisan no se pierda. Esperemos que lo
que nos queda de memoria no se borre, y así podamos recuperar esos trozos
dispersos de tiempo que parecen perdidos, pero que viven en todos los rincones
del Concepción metropolitano, ese cúmulo de ciudades y personajes todavía demasiado
inexplorados. Aún quedan demasiados misterios, labor de todos es
desenterrarlos, pegarles un barniz y tirarlos a la cancha. Empezemos luego, ya
que la historia también se muere cuando uno no la trata con los cuidados que
ella se merece.
Escrito por Raúl Millán
Algunos Escritos del Pisan en las paredes de Tome:
“NO SEA MARICON”,
“PROHIBIDO REZAR, MEAR, CAGAR”,
“SEA (0)CULTO”,
“NO FUME MARIGUANA AQUÍ”,
“HOY TE VI ESO”,
“FUERA PERROCHET”,
“ABRAMOS LAS
PIERNAS A PISAN”
Poema del Pisan:
Incomunicación
Tú
te trenzabas el pelo,
yo
me trenzaba contigo.
Yo
te tiraba flores,
tú
me tirabas el calzón.
Yo
te cubría con besos,
tú
me cubrías mis fechorías.
Tú
te entregabas a mí,
yo
me entregaba a la policía.
Yo
buscaba el sol oscuro,
tú buscabas el cuarto oscuro.
Tú
lo veías en mí,
yo lo veía en tí y ayayay.
Yo
salía con la mía,
tú
te salías con la tuya.
Yo
disparaba al aire,
tú
disparabas a matar.
Yo
te daba mi mano,
tú
te tomabas mi copa.
Yo
estaba alcohólico,
tú estabas de espalda
Poemas de Egor Mardones:
11–S (FRAGMENTO)
El día que cayó Allende
yo cabeceaba una insoportable clase de
Matemática
en el Liceo Vicente Palacios de Tomé.
Un piso más arriba, los de Cuarto
protagonizaban una vez más una toma
protestando por no recuerdo qué.
En medio de ese ajetreo alguien dijo
que estaban bombardeando La Moneda
y que parece que había un golpe de
Estado.
Al principio no sabíamos si era hueveo
o lo decían por las escaramuzas que los
de Cuarto sostenían
en el piso de arriba.
Años después,
en uno de esos tantos viajes al fin de
la noche,
un recién retornado de Alaska, París o
Londres
mencionó que el milico que nos trató de
cabros de mierda
y nos dijo que nos fuéramos derechito
para la casa,
porque de lo contrario podíamos
quedarnos en el Liceo
un par de días,
no era otro que el tío de la
incomparable Cecilia
la suprema diva de la nueva ola,
la primera y última popstar tomecina,
el orgullo de toda la comarca.
Anda tú
a saber. Se decían tantas cosas entonces,
se sabía tan poco…
Nos fuimos,
pero como los buenos goliardos que
siempre hemos sido
aún nos dimos tiempo para una última
vuelta por la Plaza de Armas
que, bajo la mirada desorbitada y
entusiasta de Arturo Prat,
ahora sí de verdad estaba en Armas,
con un montón de marinos o milicos
tirados
de guata
y
apuntando todavía contra nadie
sus metralletas
como en las peores películas de guerra de bajo presupuesto,
que ya tendrían tiempo de sobra no solo
para apuntarlas
sino para vaciarlas enteras en las
cabezas
llenas de “ideas foráneas” de los “humanoides”
como llegó a decir Toribio Merino, el
marino más freak
de la Junta Militar.
Ahí ya nos entró el julepe
y cachamos que la manu militari no
venía con guante blanco,
sino en tenida de combate y con las
uñas más afiladas
que las de Barnabás Collins
como ninguno de nosotros a esos felices
e indocumentados años
siquiera imaginaba.
NI NADIE.
De regreso a casa
(hoy en ruinas),
mis hermanos devueltos del colegio
y mi madre con el almuerzo ya servido
escuchamos la radio que transmitía los
bandos
militares, las amenazas y las
persecuciones
a los opositores del nuevo régimen.
En fin, toda la parafernalia milica
moviéndose a la velocidad de las balas
y los rockets
como en
una maldita guerra.
Domingo
Hoy no trabajo.
Generalmente paso más de medio día
tirado en la cama, perdido en los drogos atardeceres
de mi habitación.
A veces manipulo el control remoto
en busca de quizá qué imposible mensaje entre los 666
abismantes canales de TV
pero siempre termino en una de monos animados.
Nada hay, a las finales, en el mundo
semejante a un taxi desplazándose cinematográfica-
mente por las clandestinas avenidas de la noche,
de la página,
de la imaginación.
Pantalla en blanco/ Cortinas cerradas/ Silencio total
El resto del día es nada
como todo asqueroso domingo.
De: Taxi Driver Generalmente paso más de medio día
tirado en la cama, perdido en los drogos atardeceres
de mi habitación.
A veces manipulo el control remoto
en busca de quizá qué imposible mensaje entre los 666
abismantes canales de TV
pero siempre termino en una de monos animados.
Nada hay, a las finales, en el mundo
semejante a un taxi desplazándose cinematográfica-
mente por las clandestinas avenidas de la noche,
de la página,
de la imaginación.
Pantalla en blanco/ Cortinas cerradas/ Silencio total
El resto del día es nada
como todo asqueroso domingo.
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