Noches de borrachera en camas
oscuras, la tentación frota sus manos y suspira en silencio, las bocas se abren
para recibir mi miedo, pero ni el sexo ni el amor logran entrar en mí (ni más
aún en ti) porque cada hombre en su tiempo es Caín, porque el paso del tiempo
me absorbe, porque le temo a mis canas y a mis treinta años, a mi mal humor y a
mi melancolía, porque el martillo golpea duro y produce nauseas, porque
adelgazo y tengo ojeras, porque me fumo hasta mi propia voz para no pronunciar
tu nombre y llorar, porque ya no me amas, ¡hija de puta!
G.M.
0 comentarios:
Publicar un comentario